El clima

Para los naturalistas es especialmente interesante conocer el bioclima, es decir, el clima definido de acuerdo con los factores que más directamente condicionan la vida. Utilizaremos las convenciones de Bagnouls y Gaussen y el conocido climograma propuesto por estos autores para definir el bioclima. Hay que tener en cuenta pero que el sistema mencionado no es completamente representativo de todas las condiciones importantes para la vegetación, puesto que se basa únicamente en valores medios, mientras que la vida vegetal depende muchas veces de los extremos y de la frecuencia de las desviaciones. Ejemplos los tenemos en los estragos sobre la vegetación que produjeron la ola de frío de enero del 1985 y la sequía sufrida durante la primavera y el verano de 1994 (en el periodo que va de marzo a agosto llovió en Manresa alrededor de la tercera parte de lo que es habitual). En este último caso, si sólo se tiene en cuenta la precipitación anual (492,3 mm en Manresa) se puede llegar a pensar que no fue un año extremadamente seco, lo cual es totalmente erróneo desde el punto de vista bioclimático.

Estación meteorológica de la Culla, en Manresa

O. de Bolós y J. Vigo consideran que Manresa, igual que la mayor parte del Bages, junto con Balaguer, Cervera, Tàrrega, Lleida y Flix entre otras otras ciudades, pertenece al grupo de localidades catalanas con un clima mediterráneo continental de baja altitud, caracteritzado por una notable oscilación térmica. En este grupo, O. de Bolós y J. Vigo definen el tipo de Manresa como un clima mediterráneo subhúmedo de tendencia continental, bastante frío en invierno (1-2 meses de temperatura invernal en los que la temperatura media es superior a 0ºC pero inferior a 5ºC) y 1-2 mesos áridos estivales en los que la precipitación media es superior a la temperatura media pero inferior al doble de este valor. Aparte de Manresa, tienen un bioclima del mismo tipo Ponts (362 m de altitud) y la central hidroeléctrica del pantano de Santa Anna (294 m de altitud), en el municipio de Castellonroi (La Llitera).

Al sur de la comarca de Bages, la influencia marítima amortigua la oscilación térmica. El aumento de la altitud comporta una disminución de las temperaturas (0,65º C por término medio por cada 100 metros) y un aumento de la precipitación, pero, de la comparación entre los datos de Moià (700 m de altitud) y los del monasterio de Montserrat (740 m de altitud), se deduce que la distribución de las precipitaciones a lo largo del año en las zonas altas de la comarca no sigue en todas partes el mismo patrón: la sequía estival es mucho más acusada en Montserrat que en Moià. De hecho, el clima de Moià ya no se puede considerar mediterráneo en el sentido estricto. Se trata de un clima submediterráneo con un climograma en el cual, contrariamente a lo que sucede en los de clima mediterráneo, la gráfica de las precipitaciones sobrepasa durante todo el año la de las temperaturas. El clima de Montserrat, como el de las partes altas del macizo de Sant Llorenç del Munt i serra de l’Obac, es un clima mediterráneo de baja montaña marítima.

En los climogramas, la gráfica de las temperaturas medianas mensuales expresadas en grados Celsius y la de las precipitaciones medianas mensuales expresadas en milímetros se dibujan superpuestas, de manera que, en el eje de ordenadas, a un grado de temperatura le corresponde un segmento de longitud que duplica al de un milímetro de precipitación. Por ejemplo: un punto de la gráfica que tenga por ordenada 20ºC según la escala de las temperaturas, tendrá a la vez por ordenada 40 mm según la escala de las precipitaciones. El periodo durante el cual la gráfica de las temperaturas está por encima de la de las precipitaciones se considera árido.

Climograma de Manresa
Climograma de Montserrat
Climograma de Moià

Del análisis de las gráficas de evolución de las temperaturas en Manresa se concluye que en los últimos lustros el clima ha sido, en conjunto, excepcionalmente cálido. Este hecho apoya la hipótesis que del progresivo calentamiento del clima a consecuencia del aumento del efecto invernadero producido por las actividades humanas. En las cuatro gráficas de evolución de las temperaturas, la línea horizontal más gruesa corresponde a la media. Por el contrario, la década de 1960 y la primera mitad de la de 1970 constituyen un periodo relativamente frío en el cual destacan los 137 días de helada del año 1973.

Tabla y gráfica de las temperaturas mensuales en Manresa
Gráficas de evolución de las temperaturas en Manresa de 1930 a 2007

La gráfica de las precipitaciones anuales en Manresa refleja la gran variabilidad de nuestro clima con respecto a las precipitaciones, una característica típicamente mediterránea. En Manresa los valores extremos son los 328,2 mm recogidos en Els Dolors en el año 1973 y los 951,8 mm recogidos en la Culla en el año 1996.

Gráfica de las precipitaciones mensuales en Manresa
Gráfica de evolución de las precipitaciones en Manresa de 1930 a 2007

En invierno, en condicions de tiempo anticicónico e inversión térmica, las nieblas y nieblinas son frecuentes en el llano, aunque poco persistentes.

Gráfica de la media mensual de días con niebla en Manresa

SITUACIONES METEOROLÓGICAS EXTREMAS

Olas de frío y nevadas

El acueducto medieval por dónde la Acequia de Manresa cruza el valle de Conangle (Balsareny) presentaba el día de Navidad del 2001 este inusual aspecto con los carámbanos de hielo colgando.

El año 2001 se despidió de Catalunya con una memorable ola de frío, especialmente rigurosa en las llanuras interiores. La ola de frío empezó el viernes 14 de diciembre, día en que una extensa nevada cayó en Catalunya dejando un grosor de 33 cm de nieve en Manresa. Durante diecisiete días -hasta la llegada de las lluvias- la nieve cubrió el Bages, creando un paisaje de campos blancos, hielo en las calles, aguas heladas y quietud. En el día de Navidad, el observatorio de la Escuela Universitaria Politécnica de Manresa registró una temperatura mínima de -12º C.

La plaza de Sant Domènec, en Manresa, cubierta de nieve en diciembre de 1962. [foto Ignasi Rubinart / AHCM]

Más rigurosa aún fue la ola de frío de enero del 1985, iniciada con una nevada la tarde de la cabalgata de Reyes y que duró dos semanas. El observatorio de la UPC, en Manresa, registró 9 días con mínimas inferiores a los -10º C y una mínima absoluta de -17º C. Esta ola de frío de enero del 1985 afectó la vegetación natural, causando la muerte de algunos pinos carrascos y de árboles de cultivo como los olivos.

Las nevadas no son frecuentes en la comarca del Bages (la media anual de días de nevada en Manresa es poco más de un solo día), pero la de diciembre de 1962, con un grosor de 63 cm en Manresa, ha pasado a la historia. La nevada de enero del 2006 ocasionó numerosos destrozos a los áboles.

Gráfica del número de días de nevada en Manresa, del año 1930 al 2007
Tabla de las olas de frío en Manresa, del 1930 al 2007

Olas de calor y sequías

Encinas secas el verano de 1994, por la sequía y el calor

En algunos veranos, la sequía y el calor han sido realmente excepcionales, afectando la vegetación natural y estableciendo las condiciones favorables para los grandes incendios.

El año 1994, con una temperatura media anual dos grados por encima de la media histórica, con 27 días de verano con temperaturas superiores a los 35º C y con 94 días superiores a los 30º C, fue, con mucha diferencia, el año más cálido del siglo XX en Manresa; o al menos desde 1930, año a partir del cual se conserva el registro meteorológico. El calor del verano del 1994 se sumó a la sequía que se arrastraba ya desde primavera.

El calor extremo y persistente y la falta de lluvias fue igualmente la tónica del verano del 2003. Aunque con menor intensidad que en 1994, la sequía del 2003 afectó la vegetación, especialmente en las zonas con poco grosor de suelo. La sequía del verano del 2003 se acabó repentinamente en el Bages con la violenta tormenta del 17 de agosto. Aunque, por ahora, la sequía más extrema ha sido la del año 2005. Durante el año meteorológico 2004-2005, la lluvia caída en la mayoría de observatorios de la comarca de Bages fue del orden de tan sólo un tercio de la media esperada.

Tabla de las olas de calor en Manresa, del 1930 al 2007

Riadas, tempestades y vendavales

Las riadas son un fenómeno típico de nuestro variable clima mediterráneo. La riada más catastrófica entre las documentadas -el agua del río Cardener subió hasta 10 metros por encima de su nivel habitual en Manresa- fue causada por la intensa lluvia en el oeste de la cuenca media del río Cardener el 12 de octubre de 1907.

El episodio de lluvias del otoño de 1994 ocasionó grandes riadas en el río Calders y en el arroyo de Mura, además de una crecida importante del río Llobregat.

Gráfica de los caudales medios anuales en el río Llobregat durante el período 2009-2018

El río Cardener crecido el 10 de junio de 2000, en Manresa

El 10 de junio de 2000, día de las grandes avenidas e inundaciones en Montserrat y alrededores, se registraron las intensidades máximas de precipitación de la comarca. Aquel día, en la estación meteorológica de la Culla de Manresa, cayeron 187,5 mm de agua, de los cuales 45,5 mm entre las 6 y las 7 horas de la mañana y 36,0 mm entre las 8 y las 9. Los torrentes que drenan el suroeste de la comarca, los de Rajadell, Guardiola, Castellet y Marganell, se convirtieron repentinamente en grandes ríos que arrastraron puentes, rocas, árboles e incluso alguna casa emplazada en zona de riesgo de inundación.

La comarca del Bages, resguardada por la orografía, es en general un territorio poco ventoso. El registro del viento es, pero, relativamente reciente. A pesar de esto, esporádicamente fuertes vendavales asociados a líneas de tormentas visitan la comarca y causan estragos concentrados en pequeñas áreas. Entre los vendavales más notables registrados destacan el del 10 de octubre del 1987 con una punta de velocidad de 137 km/h en Manresa, el del 14 de septiembre del 1999 que afectó en particular Sant Fruitós de Bages y, muy especialmente, el del 17 de agosto del 2003. En aquella mañana de domingo transmutada súbitamente en noche oscura y tormentosa, el anemómetro del observatorio de la Culla llegó a su valor máximo de escala, 170 km/h. En realidad pues se superaría este valor, se trató de un auténtico huracán. El vendaval rompió árboles y causó estragos con pérdidas económicas importantes en la zona comprendida entre Manresa y el altiplano de Calders, con especial incidencia en Sant Fruitós de Bages y en Navarcles. El vendaval más reciente es el del 24 de enero de 2009, destacable por su intensidad, duración y extensión; fue un vendaval del oeste que afectó Cataluña por entero y que, al igual que los anteriores, dejó en el Bages un rastro de destrucción en las casas y en los bosques. El día 09.12.2014, la estación automática de Montserrat-Sant Dimes registró una punta de viento de 128 km/h; aunque no fue en Montserrat donde el viento causó más destrozos aquel día, sino en los alrededores de Vacarisses, Terrassa y Sabadell (Vallés Occidental). La madrugada del 25.01.2015, la misma estación registró un viento de 107 km/h; los mayores desperfectos de aquel día ventoso en toda Cataluña fueron en las comarcas situadas más al norte, las de Solsonès, Berguedà y Ripollès.

[Florenci Vallès con la colaboración de Jordi Badia]